jueves, 24 de mayo de 2007

Estrellas de papel

Por algo ahi que empesar... y esto me representa por completo.. así que conoscame si quiere=)



La noche ha caído de a poco, tanto que ni siquiera lo ha percibido. Pero no importa, Martina camina rápido como si no tuviera preocupación alguna, como si nada hubiera pasado, se toca el pelo, se estira la ropa, desvía la mirada hacia el cielo. Esta consciente de lo que produce, tanto en hombres como en mujeres, pero no le importa, hace mucho que no le importa nada, ya están lejos los tiempos en que un guiño, un roce o una palabra le producían un temblor de piernas, desde hace mucho que para encender una chispa en los ojos de Martina hace falta mucho mas que eso.
Sigue caminando, es viernes el día D de la noche santiaguina, supera al sábado por lejos. El sábado es de los viejos, de los cansados, de las lolitas que bailan con el pololo. El viernes en cambio, todo es libre y la noche es suya, de ellos, los elegidos, la generación post 90’, los nacidos después del plebiscito, los que no conocieron golpe ni toque de queda y por lo tanto no saben, no entienden, lo que es autoridad, mando ni disciplina.
La calle Suecia esta llena, repleta, fome. Suecia ya esta decayendo, mucha minita de Las Condes, mucho reggeton mal disfrazado, mucho jote encandilando con cerveza. Por ese motivo, Martina se va, se devuelve, toma una de las pocas micros que aun pasan y que ahora la lleva por la Alameda, no entiende porque estaba en Suecia, quizás porque allí, hasta los mas parqueados encuentran algo o a alguien, para contarle la vida, para compartir un trago, para darse el teléfono.
Pero no, hoy no, esta noche es para reventarse a solas.
La Alameda no es lo mismo de noche, si de noche hasta se ve genial, las luces, los edificios y la falta de gente producen ese efecto de ciudad grande que a Martina le encanta, sobre todo desde que hicieron la ciclovia y esas luces frías y difusas invadieron el camino. "Pero no hay que engañarse" piensa, sabe que basta con meterse por cualquier otra calle y la ciudad se vuelve tan putamente provinciana como ella la recordaba cuándo vivía en Viña.
Unión Latinoamericana. Blondie "El antro de perdición por excelencia" piensa, y se ríe. Esta lleno, pero aun no quiere entrar, antes quiere pasearse sola por la vereda, notarse, mirar y que la miren. Prende un cigarro, que sé ya se volvió un lujo de pocos, por culpa de la ley hueona, esa del tabaco aprobada hace poco, que no la deja vivir plenamente uno de los pocos placeres que le quedan porque nadie vende y los que venden no le venden a ella; Porque aun no tiene 18, le faltan tres meses.
De cada punto alguien la mira y Martina lo sabe, sabe que cuándo quiere, igual mata. Que el corte de pelo con flequillo recto y liso como tabla, le viene, que la pinta seudo-brit, la resalta, que la ropa le va perfecta, por eso se preocupo tanto, por eso busco bien antes de escoger esos pantalones de cuadros rojos y esa camisa negra de hombre, a la que ella misma le hizo pinzas para que le quedara buena, por eso lleva los lentes oscuros en la cabeza aunque sea de noche y el típico bolso cuadrado como batería de cuerina negra, comprado en el euro centro, colgando del hombro aunque no tenia nada que llevar.
Tiene movimientos masculinos, pero igual le sale ese exótico toque femenino que la hace exquisita cuando tiene ganas y posibilidad de sacarlo a relucir. Los labios pintados de rojo fuerte y los ojos delineados de negro logran hacer ver en ella a una mujer, aunque en el fondo (y Martina lo sabe) no sea mas que una pendeja.
Por lo mismo tiene que tener paciencia si quiere que la dejen entrar sin mostrar en carné. Nada de cara de culpa, nada de pedir por favor. No, ella no se rebaja a eso, sabe que a las finales igual pasa, aunque tenga que terminar colgándose del brazo de uno de los tantos tipos mayores que inundan la entrada. Total, el fin justifica los medios, especialmente en noches como esta.
Camina hasta la boletería con paso firme, balanceando la mochila y mira fijo al tipo que cobra, paga, le reciben la plata y ella se corre antes que le digan nada, metiéndose la entrada por el escote y que de ahí no se mueva, porque esta noche hay que cuidar las posibilidades, porque esta noche esa entrada representa toda su libertad.
Son las once de la noche y Martina esta lista para entrar y comenzar su noche de baile, su noche que justifica toda la semana que soporta colegio y horario, la noche destinada para socializar con otros "de su clase". Otros tantos jóvenes como ella, que buscan desahogar en la música algo de su frustración y angustia adolescente. "Somos estrellas" piensa.
Una vez traspasada la puerta, Martina sabe que tiene todas las de ganar, ella nunca se aburre si puede evitarlo, pasa caminando entre un montón de chicos y chicas que siguen la consigna tan de moda hoy en día del "todos con todos", pasa sin decir nada, ella también vivió esa época de tirar primero, preguntar después, con cualquiera que se cruce, pero ya se le acabo el entusiasmo, igual entiende a los que recién están empezando a disfrutar, sin importar si la persona que les abrasa la cintura y les atrapa los labios es hombre o mujer.. mayor o menor...soltero o con pareja, solo importa lo que los sentidos exigen y que de las puertas para afuera nadie se entera de lo que uno ha estado haciendo adentro.
Eso es lo que Martina ama de ese lugar.. de la "esencia Blondie", que a nadie le importa nada, que nadie te mira raro, que hagas lo que hagas puedes salir tan digno como entraste y mantenerlo en secreto, tal como ella lo hace. De lunes a viernes es una jovencita mas, quizás un poco rara, pero dentro del sistema. Durante la semana se agobia con las clases y llora de impotencia cuándo ve a su madre consumirse bajo la nostalgia y el recuerdo de ese padre ausente que Martina nunca conoció, durante la semana obedece ordenes y calla cuándo ve a su padrastro gritar a su madre y golpear a sus hermanastros, durante la semana ignora los murmullos en los pasillos del colegio que la tildan de rara, lesbiana, hija ilegitima y causa perdida.
Pero el viernes todo cambia, y Martina no se agobia, se relaja, escucha, grita, se libera, baila y seduce cuanto puede aguantar. El viernes Martina deja salir a quien realmente es... aquella que debería ser todo el tiempo.
La pista esta ahí, la música suena y Martina se integra primero con calma y luego moviéndose en un completo estado de euforia. El ambiente y la música pueden ser una droga y Martina lo sabe, y lo disfruta. Ella jamás prueba una gota de alcohol en esas noches, nada mas patético que curarse y hacer el ridículo, tirada en el piso. No, ella se conforma con mucho cigarro, quizás un pito solo cuando la música decae un poco, pero eso sucede muy a lo lejos, por lo general el solo encontrarse ahí le produce el efecto estimulante necesario que compensa el calor, la sed y el agotamiento.
Martina baila...baila y comienza a aflorar de su frágil cuerpo de niña-mujer un atractivo y sensualidad natural, pero a la vez potenciada por el momento que hace que poco a poco empiece a destacar, a atraer miradas y sentirlas tal como siente cada vibración corriendo por sus venas. La invitan a bailar tres veces, una voz femenina y dos masculinas, en las tres ocasiones Martina rechaza mostrando con un gesto que tiene demasiado calor y sigue bailando sola y a la vez con todos los que están a su alrededor.
Dos de la mañana, y Martina aún baila, tres, cuatro y aun nada en ella rebela cansancio ansiedad o hastió. Las cinco, pronto tendrá que volver a casa, pero no quiere aun, no hasta a oír la canción que esta esperando, su canción favorita. Por la que se subiría a bailar al techo si fuera necesario y aria la performance mas exagerada de su vida. Sigue moviéndose con la ropa mojada y el rostro brillante, con los ojos cerrados y el alma encendida, ojos se posan en su rostro, manos pasean ligera y fugazmente por su cuerpo y ella lo ignora, nunca tan cuatica de ponerse quisquillosa por un roce, es común cuando bailas y hay gente yendo y viniendo que quiere pasar, además nunca es desagradable sentir una mano en la cintura, unos dedos en la espalda. Te recuerda que estas viva y que aún puedes sentir algo.
Cinco y media ... Y Martina se corre a la orilla de la pista y comienza a prepararse para ir a casa, ella nunca se queda hasta que termina, ni muerta, eso es tan mala clase como entrar apenas empieza.
Y de pronto un acorde conocidísimo para sus oídos comienza a salir por los parlantes, Martina oye en silencio por dos segundos y luego sonríe satisfecha, ahí esta su canción. Así que deja el bolso tirado por ahí sin preocuparse (Pues sabe que aunque de afuera todos piensen lo contrario, Blondie es el único lugar donde no roban) y se sube al escenario a disfrutar de su canción favorita, la cual siempre espera y desea como la primera vez.
"Street is like a jungle, so call the police" Martina sube y se mezcla entre la gente, se abre dos botones de la camisa y toma la cadenciosa sensualidad que la caracteriza en solo dos segundos de moverse. "Following the herd down to Greece on holiday" Martina se mueve y enamora, Brazos en alto y ojos cerrados, tal como todos los que bailan a su alrededor "Love in the 90’s is paranoid" siente unos brazos desconocidos cerrarse en torno a su cuerpo y se deja llevar, total, que más da a estas horas, ni siquiera mira quien es, solo se mueve. "On sunny beaches take your chances looking for" manos que se pasean por su espalda, labios que tocan sus hombres, una voz que respira en sus oídos. "Girls who want boys who like boys to be girls" Unos oscuros ojos, tanto o mas tránsfugos que los suyos, la miran y la siguen rodeando mientras ella baila cada vez mas perdida y abandonada en la melodía, "Who do girls like they’re boys" Labios que cantan la letra con una excelente pronunciación criolla, tal como lo hace todo brit que se aprecie como tal, labios frente a Martina que se acercan y abren sin comentario alguno "Always should be someone you really love" Y esos labios desconocidos se pegan a los de Martina que responde sin dejar de bailar, que ondula y recibe, que abrasa y se mueve sin control alguno "Always should be someone you really love" se despega, la canción termina. Martina busca su bolso lo toma y se dirige a la salida.
Afuera de nuevo esta lleno, tipos de los mas diversos estilos, cada uno mas extraño y con mas pinta de reventado que el anterior, todos al igual que ella han vivido su noche, y ya es hora de volver a la realidad.
Martina para la micro y se sube, es hora de regresar, mira hacia fuera, ahí están los otros que son como ella, los escogidos que desafían el orden natural, "Somos estrellas" vuelve a pensar, pero estrellas de papel, que se desvanecen cuándo el sol aparece y las canciones mueren bajo el silencio del fin del viernes.
La micro para, Martina se baja, se dirige a casa la mañana ha aparecido de a poco, tanto que ni siquiera lo ha notado, pero no importa Martina se arregla el pelo, se estira la ropa y mete la llave en la puerta. La noche ha acabado y le queda solo el recuerdo, aunque apenas se acuerda que hizo y ni siquiera esta segura de si los labios que beso fueron al inicio o termino de la jornada. Abre la puerta, entra a su realidad y ya no recuerda nada, mira por la ventana como sale el sol y no queda ni la esencia de lo sucedido hace una hora "Always should be someone you really love"

1 comentario:

Tv dijo...

Ahahahaha yo pense que escribirias de ti pero fue un cuento y como ya lo lei ahora no lo hago y quiero pipi pero terminare de escribirte y eso generosa hoy la nao y gente X me pidio favores y por fin pude ayudar. sabias que tu, lela lela [me gusto la palabra] eres importante para mi? en fin ... y no te mates, recuerda que tu maldicion se me pega y la moto y PUMMM!! Y HAHAHAHAHA! KLALALALALA MURIO ALGUIEN!

fin. chupela... y no te dire culiada por razones obvias.